¿Cuántas veces al día decimos la típica frase de "Tengo que..."? Infinitas, estamos demasiado pendientes en lo que debemos hacer que no nos damos cuenta de que nos olvidamos de vivir, de disfrutar las pequeñas cosas que nos da la vida, como después del trabajo quedar con tus amigos para ir a tomar unas cañas en ese bar que tanto os gusta.
Vivimos en un eterno tengo que y eso es un grave problema, esta comprobado científicamente que este echo se denomina como el síndrome de hiperresponsabilidad y esto causa ansiedad, depresión, fibromialgia hasta trastornos alimenticios.
Conclusión, cambiar el tengo que por el puedo y quiero, y si no te ves capaz de hacer este cambio sola pide ayuda.
domingo, 29 de mayo de 2016
viernes, 27 de mayo de 2016
Las emociones negativas son necesarias para el cerebro
Seguramente si os dijiera que las emociones negativas son necesarias para el cerebro me tratariais de loca, pues esto mismo os digo, el cerebro necesita las emociones negativas, y la pregunta es ¿Porqué? ¿Cómo es esto posible? Es más facil de entender de lo que creeis.
Según un estudio científico, las emociones negativas también son parte de la vida, aunque intentamos esconder estas sensaciones, evitarlas, echarlas fuera de nuestra vida, aunque sea difícil de creer el cerebro las necesita porque nos ayuda a salir de nuestra zona de confort y como consequencia activa nuestra mente, este hecho hace que el cerebro busque adaptarse a la nueva situación. Enfadarse y entristecerse es parte del proceso, luego la mente inicia la fase de recuperación. Por eso no debes bloquear estas emociones negativas y debes confiar con tu cerebro porque te va a ayudar a manejarlas.
Información sacada de Ayay
jueves, 19 de mayo de 2016
Lo que esconde el cuento de Alícia en el país de las Maravillas
Primero de todo... Lo siento por haber tenido el blog tan abandonado estos días, el trabajo solo me deja tiempo para comer y dormir.
Hoy os traigo algo muy interesante (o eso me ha parecido a mi), trata sobre lo que se esconde detrás del autor del cuento de "Alícia y el país de las maravillas".
El texto que vais a leer a continuación pertenece a "Playground".
Su autor, que firmaba bajo el seudónimo de Lewis Carroll, era un científico, profesor de matemáticas, reverendo, filósofo y escritor muy oscuro y complicado. A pesar de lo que podría parecer leyendo su mágica obra, todo a su alrededor estaba lleno de sombras.
Le gustaba hacer fotos a las hijas de sus amigos.
Lewis Carroll se llamaba en realidad Charles Lutwidge Dodgson, aunque también se le conocía como el reverendo Dogson, un hombre, a ojos de la sociedad del momento, con una capacidad intelectual increíble y con mucha facilidad para establecer grandes vínculos con el mundo infantil , especialmente con las niñas.
Tanto es así que Carroll llegó a ser un enamorado de esas pequeñas musas, con las que —cuando no estaba dando clases de matemáticas y lógica, o quizá paseando solitario por las brumosas calles de Oxford — pasaba todo el tiempo posible, e incluso les escribía larguísimas cartas, en las queles abría su corazón.
Su relación con las menores de edad, que a simple vista no iba más allá de unas cuantas fotos en el bosque o en paisajes siniestros, y de unos cuantos cuentos e historias que les dedicaba, especialmente a Alice Liddell, hija de unos amigos, siempre suscitó todo tipo de dudas, cotilleos y comentarios.
De hecho, gracias a los análisis de las cartas que el autor intercambiaba con las niñas —publicadas en España en la editorial La Felguera— se descubrió que su pasión era mucho más peligrosa de lo que se pensaba, puesto que la familia de Liddell llegó a prohibir a Carroll mantener el contacto con la niña.
Carroll estaba verdaderamente enamorado de la pequeña, hasta el punto de que en una ocasión le habría pedido matrimonio.
Él mismo acabaría escribiendo sobre lo mucho que se se arrepentía de aquellos años en los que su fascinación por Alice fue tan desmedida.
Se puede adivinar que Carroll, detrás de sus mundos de alegría y fantasía, escondía en verdad uno de sus más grandes tormentos: esa imposibilidad de amar a quien amaba o esa imposibilidad de gritar a los cuatro vientos que en su corazón sólo cabían aquellas niñas.
Hoy os traigo algo muy interesante (o eso me ha parecido a mi), trata sobre lo que se esconde detrás del autor del cuento de "Alícia y el país de las maravillas".
El texto que vais a leer a continuación pertenece a "Playground".
Su autor, que firmaba bajo el seudónimo de Lewis Carroll, era un científico, profesor de matemáticas, reverendo, filósofo y escritor muy oscuro y complicado. A pesar de lo que podría parecer leyendo su mágica obra, todo a su alrededor estaba lleno de sombras.
Le gustaba hacer fotos a las hijas de sus amigos.
Lewis Carroll se llamaba en realidad Charles Lutwidge Dodgson, aunque también se le conocía como el reverendo Dogson, un hombre, a ojos de la sociedad del momento, con una capacidad intelectual increíble y con mucha facilidad para establecer grandes vínculos con el mundo infantil , especialmente con las niñas.
Tanto es así que Carroll llegó a ser un enamorado de esas pequeñas musas, con las que —cuando no estaba dando clases de matemáticas y lógica, o quizá paseando solitario por las brumosas calles de Oxford — pasaba todo el tiempo posible, e incluso les escribía larguísimas cartas, en las queles abría su corazón.
Su relación con las menores de edad, que a simple vista no iba más allá de unas cuantas fotos en el bosque o en paisajes siniestros, y de unos cuantos cuentos e historias que les dedicaba, especialmente a Alice Liddell, hija de unos amigos, siempre suscitó todo tipo de dudas, cotilleos y comentarios.
De hecho, gracias a los análisis de las cartas que el autor intercambiaba con las niñas —publicadas en España en la editorial La Felguera— se descubrió que su pasión era mucho más peligrosa de lo que se pensaba, puesto que la familia de Liddell llegó a prohibir a Carroll mantener el contacto con la niña.
Carroll estaba verdaderamente enamorado de la pequeña, hasta el punto de que en una ocasión le habría pedido matrimonio.
Él mismo acabaría escribiendo sobre lo mucho que se se arrepentía de aquellos años en los que su fascinación por Alice fue tan desmedida.
Se puede adivinar que Carroll, detrás de sus mundos de alegría y fantasía, escondía en verdad uno de sus más grandes tormentos: esa imposibilidad de amar a quien amaba o esa imposibilidad de gritar a los cuatro vientos que en su corazón sólo cabían aquellas niñas.
La historia de Alicia, más o menos, es conocida por todos : esa chiquilla soñadora y distraída que decide seguir el rastro de un conejo blanco, y acaba colándose en un mundo en el que todo está al revés, todo es alocado, y todo carece de la lógica del lugar en el que ella había sido criada.
Esta fantasía y esta sucesión de personajes extraños también se sucede en los poemas de Carroll, como si su realidad hubiera acabado teñida de la ficción que él mismo había inventado un día de verano mientras remaba con su amada Alice en una barca, y mientras le contaba un cuentecillo que más tarde se convertiría en su célebre libro.
Alicia, como un ser precioso y cotilla que se cuela en el cerebro alocado de Carroll para ponerlo todo del revés. Alicia, como un polizón en ese pesado barco de su mente, tiñendo el universo oscuro de belleza y luz. Alicia, convirtiendo al matemático solitario en el mejor narrador de historias infantiles y alocada.
Leído y releído hoy, el lector podría pensar que cada uno de sus capítulos esconde algún acertijo, alguna escena de cuyo hilo se puede tirar hasta desvelar un sentimiento que el autor quiso enterrar por miedo a que los adultos comprendieran de qué se trataba en realidad aquel artefacto literario.
La vida, ¿qué es sino un sueño?, se dice Carroll en final de otro de sus poemas, como si estuviera deseando que sus sueños se hicieran realidad, y que su vida cobrara sentido en el complejo mundo de ficción que había inventado para la pequeña Alice Liddell y para él.
Allí donde los gatos hablan, las orugas fuman y los conejos saben leer las manecillas del reloj, allí donde los bebés dan miedo, donde todos los días se celebran los no cumpleaños, donde las ostras son presumidas, donde las reinas pintan sus jardines con tinta roja, o sangre de súbditos decapitados.
En ese país donde todo es maravilloso, raro e inimaginable, ¿cómo no iba a ser también posible una relación amorosa entre un adulto y una niña?¿Cómo iba a estar mal visto su cariño, si en realidad sería lo menos extraño de entre lo siempre extraño?
Playground
Yo únicamente digo mi opinión ¿No os parece que después de haber leído todo esto... el autor se represente en su historia como el sombrerero loco y su pequeña y amada Alícia (obviamente) como la protagonista?
domingo, 1 de mayo de 2016
Feliz día de la madre
Una verdadera madre t'enseña que la vida no es facil, que las cosas no siempre terminan bien, pero que debes aprender a afrontarlo y vivir siempre de la manera que tu creas que es la correcta. Y aunque hoy sea el día de la madre y todas aprovechamos para decirles a nuestras madres todo lo que sentimos, tenemos que repetirselo cada dia de nuestras vidas, porque no es algo que se tenga que decir sólo hoy, sino en todo momento porque debemos hacer que nuestros sentimientos se les queden grabados como un tatuaje en sus corazones. Porque como dice Disney "Haz que mire a través de tus ojos para ver el mundo, porque detrás de una gran niña, hay una gran madre".
Y en mi opinion el video que se encuentra en este enlaze define la esencia del día de la madre.
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